No todo el mundo nace estando seguro de sí mismo, es más, muy pocas personas lo son.
Siempre está esa evolución, lo que llamamos “crecer”,
“cambiar”, “MADURAR”. A lo largo de la vida llega ese momento en el que por fin
abres los ojos y piensas, “¡esta soy yo, y esto es lo que quiero ser!” es ahí
cuando descubres cómo enfocar la vida, con quién deseas pasar tus mejores
ratos, y cómo te quieres sentir. Lo único que quieres es mirarte al espejo y
observar la felicidad, sentirte satisfecha. Para ello, es posible que haya que
tomar decisiones que puedan marcar tu vida para siempre, y conociendo las
probabilidades de que salga bien…
¿realmente te merece la pena no arriesgar?
¡Espero que hayáis disfrutado estas fotografías de una persona que estuvo dispuesta a arriesgar!
Con mucho amor,
Eme.









